Encontraron que tienen una forma especial de zinc, que sólo se puede formar por un evento catastrófico.Theia, según la mitología griega, es la madre de la diosa lunar, Selene. Por eso fue el nombre que William Hartmann y Donald Davis usaron en 1975 para bautizar al planeta que chocó con la Tierra hace 4.500 millones de años, dando origen a la Luna, revolucionaria hipótesis bautizada como Teoría del Gran Impacto.
Desde esa fecha, la tesis no ha podido ser corroborada, pero ahora Frédéric Moynier, científico planetario de la U. de Washington en St. Louis (EE.UU.), asegura haber encontrado la evidencia crucial para finalmente confirmarla.
El experto, después de analizar 20 rocas lunares traídas por las misiones Apolo, descubrió que estas carecían de muchos de los elementos volátiles que caracterizan a las rocas terrícolas, como el agua, el sodio y especialmente el zinc.
La volatilidad es la facilidad que tiene un elemento para cambiar desde el estado líquido al gaseoso. “Y la razón de esta pérdida sólo es posible por un gran evento de evaporación, producto de un impacto gigante”, dice Moynier a La Tercera.
De hecho, en su análisis, el experto encontró que las rocas lunares tenían sólo una variante más pesada de zinc, cuya presencia sólo se explica porque el zinc volátil se evaporizó en un evento de gran magnitud. Y el estudio, publicado en la revista Nature, asegura que fue necesaria una fusión de dos cuerpos, que proporcionaron el calor necesario para evaporar el zinc, en la que los átomos de zinc más ligeros “escaparon” antes de ayudar a formar la Luna. “Nuestro estudio es el primero en mostrar una prueba química de que la Luna sufrió una drástica evaporación, que encaja bien con la Teoría del Gran Impacto”, explica Moynier
Teoría del Gran ImpactoLa Teoría del Gran Impacto asegura que la colisión entre ambos planetas liberó tanta energía, que una gran parte del manto de la Tierra y de Theia se fundieron y vaporizaron, dejando una marca química en la Luna.
Los científicos han buscado estas características químicas en las rocas de la Luna desde las misiones Apolo, pero Moynier, junto a Randal Paniello y James Day, fueron los primeros en hallarlas. Hasta ahora, la teoría sólo había sido probada a través de modelos computacionales.
Según Moynier, su estudio también tiene implicaciones para la Tierra, “porque el origen de la Luna ha sido en gran parte el origen de la Tierra”.
De hecho, los científicos aseguran que sin la presencia de la Luna, la evolución humana no habría sido posible, ya que nuestro planeta rotaría más rápido, tendría días más cortos y eventos climáticos extremos.
Otros estudiosOtros dos estudios, publicados hoy en Science, también refuerzan la validez de la teoría del nacimiento del satélite por una gran colisión, pero a través de simulaciones por computador y con algunos matices.
El primero, realizado por el Southwest Research Institute (EE.UU.), muestra a través de estas simulaciones que el impacto entre Theia y una Tierra primitiva provocó un disco de rocas que formaron la Luna debido a la influencia gravitacional del Sol. La simulación sugiere que el fenómeno se produjo por la tasa de rotación de la Tierra, que en su origen era de sólo dos o tres horas, suficiente para haber expulsado material para formar la Luna.
En otro estudio, Robin Canup y sus colegas, también a través de simulaciones computacionales, apelan a un impacto, pero aseguran que Theia tenía una masa similar a la Tierra. Los resultados produjeron una luna con la misma composición química que el manto de la Tierra, complementando la evidencia de que la Luna pudo haberse formado de la Tierra.
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