Opa-locka tiene la dudosa distinción de ser la
ciudad de
la Florida que emplea al
policía que más veces ha sido despedido.
El sargento Germán Bosque, del
Departamento de Policía de
Opa-locka, también ha sido el agente más sancionado, suspendido, multado y enviado a su casa con goce de sueldo en el estado.
Ha sido acusado de romperle la cabeza a un sospechoso esposado, de golpear a un menor, de ocultar drogas en su auto patrullero, de robar a sospechosos, de desafiar órdenes directas, y de mentir y falsificar informes policiales. En una ocasión llamó para decir que estaba enfermo, y se fue de vacaciones a Cancún. Ha participado en varias persecuciones policiales no autorizadas, incluyendo una en la que murieron cuatro personas.
Arrestado y encarcelado tres veces, Bosque, de 48 años, ha sido despedido por lo menos en seis oportunidades. Actualmente está suspendido mientras espera el resultado de otra investigación por mala conducta, así que Bosque está en su casa y recibe el cheque correspondiente a su salario de $60,000 al año por no hacer nada.
Antes de ser contratado en Opa-locka hace 19 años, Bosque, cuyo apodo es GB, fue expulsado en dos ocasiones de la academia de la policía y se le despidió de dos departamentos de policía. Cada vez que ha tenido problemas, lo han reintegrado a su puesto con pago retroactivo. Y se jacta abiertamente de su habilidad para trabajar en un sistema policial que permite que los malos policías mantengan su certificación, incluso cuando enfrentan acusaciones delictivas.
Es una bomba de tiempo que estalló ahora”, dijo Cheryl Cason, jefa de la policía de Opa-locka.
William Amlong, abogado de Bosque, sostuvo en una carta enviada al abogado de la ciudad de Opa-locka que se acosa y se castiga a su cliente sin una buena razón. Le han dicho que es el foco de una investigación criminal, pero no se le ha informado qué es lo que ha hecho mal, aparte de llevarse una luz roja en Aventura hace un año.
En la carta, escrita el 27 de junio, Amlong insta a la ciudad a reintegrar a Bosque en su puesto para que pueda servir a la ciudad, “en lugar de dormir hasta tarde, y mirar telenovelas y retransmisiones de Cops (Policías)”.
Bosque no es en modo alguno el único agente de policía en el sur de la Florida que está a ambos lados de la ley, pero su expediente disciplinario y la incapacidad de su ciudad para deshacerse de él, son un caso de estudio de cómo las lagunas judiciales del estado y las locales permiten que policías conflictivos permanezcan en las calles.
Bosque admite que durante sus primeros años como agente era inmaduro y cometió algunos errores. Pero insiste en que es un agente de policía bueno y muy trabajador.
“En aquel entonces yo era un tremendo policía. Andaba agarrando a los tipos malos, ganando elogios mientras todos los otros estaban holgazaneando”, aseguró.
En 1983, el Condado Dade contrató a Bosque como ayudante de servicio público, pero luego de ser despedido de ese puesto dos años después, consiguió un empleo con el condado para trabajar como cerrajero. “Yo quería seguir siendo un agente de policía”, dijo Bosque. Pronto se dio cuenta de que el somnoliento poblado de Virginia Gardens estaba en busca de policías. Comenzó como despachador por la noche y la ciudad lo puso en la Academia de Policía de Miami-Dade.
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